En un tranqulia colonia de Guadalajara, vive la familia Morales. Manuel, el padre, es un dueño de una empresa donde fabrican cocinas integrales, apasionado por su oficio, siempre buscando perfeccionar los muebles que fabrica con dedicación. Elena, su esposa, se encarga del hogar. Sus hijos, Sofía, de 15 años, y Miguel, de 10, son estudiantes dedicados con grandes sueños: Sofía quiere ser arquitecta y Miguel sueña con ser futbolista profesional.
La vida en casa Morales era sencilla, pero llena de risas y amor. Aunque no tenían grandes lujos, Manuel y Elena siempre se esforzaban por garantizar un futuro mejor para sus hijos. Hace unos años, en una feria de salud en su comunidad, un asesor de Monterrey New York Life les habló de los seguros de gastos médicos mayores. Aunque al principio Manuel lo vio como un gasto extra, Elena insistió: “Es mejor prevenir que lamentar.” Finalmente, decidieron contratar una póliza para proteger a la familia.
Un día, mientras Sofía regresaba de la escuela, un accidente cambió el curso de sus vidas. Un auto descontrolado la golpeó mientras cruzaba la calle. Sofía fue llevada de urgencia al hospital, donde le diagnosticaron fracturas múltiples y una lesión en la cadera que requeriría cirugía inmediata. La familia estaba devastada. Manuel no podía contener las lágrimas mientras escuchaba al médico describir la complejidad del caso y el costo del tratamiento.
En medio de la angustia, Elena recordó el seguro de gastos médicos mayores. Con manos temblorosas, llamó al número de emergencias de Monterrey New York Life. Desde el primer momento, el equipo de atención fue empático y eficiente. En pocas horas, Sofía fue transferida a un hospital de primer nivel, donde un equipo especializado se encargó de su cirugía.
Durante las semanas siguientes, la familia vio de cerca los beneficios de estar protegidos. El seguro no solo cubrió los costos de la cirugía y la hospitalización, sino también las sesiones de fisioterapia necesarias para la recuperación de Sofía. Además, ofrecieron un acompañamiento emocional que ayudó a la familia a sobrellevar el estrés.
Los días pasaron, y poco a poco Sofía comenzó a caminar de nuevo. Manuel, quien al principio dudaba sobre la utilidad del seguro, no podía dejar de agradecer la decisión de Elena. “Esto nos salvó,” decía con lágrimas en los ojos. La familia Morales no solo evitó una crisis financiera, sino que fortaleció sus lazos al enfrentarse juntos a la adversidad.
Hoy, Sofía está de vuelta en la escuela, más decidida que nunca a perseguir su sueño de ser arquitecta. Manuel y Elena, por su parte, se han convertido en fervientes defensores de la prevención, animando a sus amigos y vecinos a considerar la importancia de contar con un seguro médico.
El relato de los Morales no solo es una historia de superación, sino un recordatorio de que la prevención puede marcar la diferencia.
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